martes, 30 de diciembre de 2008

Se piensa demasiado

A estas alturas de año muchos se preguntan cómo será el año venidero y qué traerá consigo, y muchos otros echan la vista atrás para recordar qué han hecho, qué han ganado y han perdido éste que llega a su fin.
Siempre he querido ser del primer grupo, empezar el año cargada de ilusión y de esa incertidumbre y ese deseo que se suele sentir ante lo desconocido que está por llegar, pero la realidad es que pertenezco al segundo saco. Ese en el cual se recuerdan demasiadas cosas, aquellas que han tenido un gran valor y un gran significado, y también esas cosas buenas que llegaron a suceder y que al final se perdieron o se desvanecieron en la más absoluta nada.
Creo que la mejor decisión que uno puede llegar a tomar en estas situaciones es la de juntar ambos sacos y encontrar el equilibrio. Quedarse con lo bueno del año y tener la esperanza de que el próximo podrá compensar lo no tan bueno que ha pasado.
Y tras el consiguiente dolor de cabeza que traerá plantearte todo esto, la solución vendrá de la mano de la noche del 31. Esa que se utiliza para cenar por última vez en familia en mucho tiempo, hacer el ritual de las uvas (en los que muchos a la cuarta campanada habrán acabado porque empezaron en los cuartos, otros terminarán un minuto más tarde de las campanadas porque no le caben más en la boca y los demás que no se comerán las uvas por un ataque de risa) y tras eso meterse una botella de champánentre pecho y espalda, seguido de una salida nocturna con los colegas que consistirá en beber y beber.
Supongo que ésa es la manera de empezar un año: con resaca y sin nada más en la cabeza.

1 comentario:

Anxo dijo...

...Se piensa demaisado.
Y yo llevo unas doce horas pensando, mucho, muchísimo. Me va a estallar la cabeza.
Pero no por Fin de Año, sino por... le he dado tantas vueltas que no sé qué es.
Sólo sé que me voy a tomar un descanso de Flooders, por lo menos hasta que deje de pensar.


"Se piensa demasiado... y eso no es bueno".