martes, 28 de octubre de 2008

Stairs

Cada noche cerraba los ojos con la esperanza de que los fantasmas del pasado no la volviesen a visitar en sueños. Soñaba con dejar de soñar.
Había dejado de soñar con él, con todo aquello, porque ahora quizás ya no le dolía tanto como antes. Tenía la certeza de que no merecía la pena dejar de sonreír sólo porque algo no haya salido como quería, porque al fin y al cabo, nada nunca sale como debería; y con el paso de los días y con la cabeza fría (en este caso el corazón), todo había sido mucho más llevadero que días anteriores.

Pero de vez en cuando se topaba con cosas que tiempo atrás habían llevado su nombre. Era inevitable no pensar en él, aunque no tuviese el mismo significado que antaño.
Aunque haya dejado todo atrás, todavía sigue soñando con aquellos largos pasillos, con aquella extraña biblioteca, con aquellas escaleras que no llevaron a nada.

martes, 21 de octubre de 2008

viernes, 17 de octubre de 2008

Dame tiempo...

- ¿Qué te pasaba ayer?
- ¿Ayer?
- Sí, ayer por la noche.
- ¿El qué?
- No sé, tú sabrás...
- Pues nada...




Lo siento, pero todavía no soy capaz de decírtelo a ti, y siento que ayer vieras todo eso por casualidad. Eres la que me dio la libertad de poder ir, ver, creer y querer, e incluso tú estabas feliz por ver que me iban tan bien las cosas, por ver que al final no había nada de qué preocuparse porque todo había salido bien. Pero ahora se me hace muy difícil sincerarme contigo respecto a esto. No sería capaz de decirte y explicarte el gran porqué de todo, porque ni yo misma lo tengo muy claro. Quizás cuando vuelva en diciembre, te lo pueda decir. O quizás antes, quizás después. Pero por ahora todavía quedan muchas cosas que tengo aclarar, y va para largo.




Pero cuando tenga fuerzas te lo diré. Te lo prometo.

lunes, 13 de octubre de 2008

Amistad


Se pueden decir muchas cosas en muchos momentos, sobre todo cuando en alguna ocasión hemos sufrido por algo. Después de eso, negamos cualquier contacto con aquello que nos hizo daño, comenzamos a decir nunca todavía resentidos, y tiene que pasar mucho tiempo para volver a decir quizás.
Pero sabes qué le pasa al tiempo? que lo cambia todo. Absolutamente todo.


Y mientras, en ese tiempo, nos recuperamos. Salimos, reímos e incluso nos permitimos recordar, para después volver a sonreír y decir: me queda mucho por delante. Y, mientras reimos, bebemos y hablamos, tocamos las narices de los demás.
Y esos demás son los que permanecen a tu lado, los que no te ven caer, sino los que evitan que te caigas y, si ya lo has hecho, te tienden la mano para ayudarte a levantar.


Puede que todo cambie, puede que nos dé tiempo a tocar fondo y a volver a levantarnos una y mil veces, pero no me importa, porque sé que siempre estarás ahí, de la misma manera que estaré ahí para ti. Da igual la clase de circunstancias, la hora o el lugar. Estaremos siempre tocándonos las narices.





Gracias










=)

viernes, 10 de octubre de 2008

Cambios

Cuando algo cambia, queremos que ese cambio no afecte al resto para que todo lo demás no se vaya a la mierda, pero contra más te esfuerces en sobrellevarlo todo con normalidad, peor. Pura ley de Murphy, y ya lo dijo él: Cualquier solución entraña nuevos problemas.

Quizás forzar una normalidad que de momento no está, resulte agobiante. Quizás intentar resolverlo, lo complique más. Es como caminar en una cinta transportadora a una velocidad equivalente a la de la cinta: te esfuerzas para intentar avanzar, pero sigues estando en el mismo sitio, y llega un momento que lo intentas tanto que la cinta aumenta su velocidad y te quedas más atrás de donde estabas.

Tememos demasiado a que un cambio llegue a cambiarlo todo, pero tememos con razón. Una sola variación en el día a día que estabas acostumbrado, y se produce un efecto mariposa acojonante, y lo único que pretendemos es que eso no ocurra (y en vano).
La otra alternativa a intentar solucionarlo es dejar pasar el tiempo, y eso nos asusta todavía más. Lo malo que tiene ese tiempo es la incertidumbre, el no saber qué pasará, en que si irá a peor o las cosas volverán a su cauce. Pero a veces es la mejor opción.
Si forzarte a seguir resulta incómodo y agobiante (por no hablar de los escasos [o nulos] resultados, y que nunca son buenos), lo contrario sería cesar y, por lo tanto, lo incómodo desaparecería junto con lo agobiante, y tal vez comience algún que otro resultado.

Pero ahí vuelve a salir el miedo a la incertidumbre, al qué pasará si no lo intento. Y es un puto círculo vicioso que, tomes la decisión que tomes, seguirá ahí.

Y ya me da igual, me la sudan los cambios, los efectos mariposa y los círculos viciosos. Me rindo ante el cambio, ha ganado. Lo he intentado mil veces y no hacen más que torcerse las cosas. Ahora lo único que puedo hacer es dejarlo, dejar que lo que sea que tenga que cambiar, que cambie por sí solo, sin presiones. Y si algo tiene que volver a su pequeña normalidad, que se tome el tiempo que le haga falta, que se acerque cuando quiera, que aquí estaré.







Moraleja: lo único que sale después de pasarte más de dos horas copiando apuntes de Filosofía, es algo que no entiendes ni tú.




PD: si un cambio cambia... vuelve al principio?




ya no me acuerdo de ná, que todo era de colores.
¿Dónde estarán los besos? - se los han quedao las flores.
Salir, beber, el rollo de siempre,
meterme mil rayas, hablar con la gente,
llegar a la cama y joder, que guarrada sin ti,
y al día siguiente..
.