sábado, 27 de septiembre de 2008

Química elemental

Sigo intentando hundir mi cabeza entre problemas de química del pasado viernes. Quizás aplicandole calor a mi cerebro y aumentarle unos 20º (293 K) conseguiría fundirlo, o tal vez conocer la presión parcial de mi hemisferio derecho conociendo la presión total a la que está sometido. Tal vez calcular el número de moles de neuronas que puede haber en mi joven y castigado amigo.

Sigo perdiéndome entre pesos moleculares y atómicos, entre fórmulas empíricas y sus consiguientes moleculares, para poder subir al siguiente escalón, donde sumerjo mi cerebro en una disolución de base acuosa de 1'4 g/l de densidad al 33%. Quizás haye su molalidad y su molaridad para distraerme.

Pero lo que realmente llama mi atención son las reacciones químicas y sus asombrosos resultados. De cómo la mezcla de dos sustancias puede dar lugar a otras totalmente diferentes. Es como sumarle un cuerpo a otro. En el momento en que éstos entran en contacto, los reactivos comienzan a hacer efecto, y cuando las condiciones son las apropiadas y se funden completamente, ambos cuerpos dan lugar a cientos de reacciones químicas interiores.
El reactivo limitante ya ha hecho su función, y el reactivo en exceso ahora se desprende a través de agitadas respiraciones y en forma de gotas de sudor que inundan los poros.

Alzo la mirada y observo el reloj de pared que se conserva desde antes de mi llegada. Marca las 5:08, y no avanza.
En estos casos siempre me planteo la misma duda:
¿Qué estaría haciendo ese día a las 5:08?

viernes, 26 de septiembre de 2008

To be or not to be...

... This is the question.

Demasiados filósofos se han planteado ya el porqué de la raza humana, ese to be gigantesco y ese not to be ante lo insignificante en comparación con todo lo demás. Pero, al fin y al cabo, somos lo que somos, y eso nadie va a poder cambiarlo.

Somos la luz de las sombras, la alegría de todas las penas, la esperanza de lo imposible. Somos dudas, vacíos, deseos, pasiones. Somos el ayer del mañana, un futuro y un pasado. Somos sueños.

Y odio soñar con volver. Soñar que, de nuevo, estoy allí.
Otra vez sonrisas, abrazos, besos, caricias...
Odio poder volver a tenerlo tan cerca, sentirlo tan cerca, como para que ambos alientos se mezclen. Y no sé qué odio más, si recrear todo eso cada noche, o despertarme vacía y con la sensación (por no decir certeza) de ser la persona más gilipollas del mundo.


Con lo fácil que sería dejar de ser...

jueves, 18 de septiembre de 2008

Songs

Después de comprender que mi musa se había quedado en sus ojos, intenté encontrar la inspiración en otros lugares. Dicen que la inspiración se mueve a través de los buenos y malos momentos, y yo, ahí, tenía un punto a mi favor. Pero cuando tus sentimientos no están en orden, la inspiración se escapa entre las líneas que dibuja el latido de un corazón que sufre, confundido.

Intentas escribir la primera línea en tu libreta, pero... qué decir?
Un relato sin inspiración no se concluye. En una declaración con dudas, ni se sabe cómo empezar, ni cómo seguir, ni cómo acabar. Y ya no hablemos de intentar transcribir lo que dicta tu corazón, porque ni tú mismo sabes qué está gritando.

Al final te das por vencido, te tiras en tu cama y enciendes el mp3.
Desde la primera nota de la primera canción, dejas de escuchar para comenzar a sentir. De cada verso aflora un sentimiento, que se une al anterior con una pequeña sinalefa emocional, y descubres que es ahí, y en ningún otro lugar, donde se esconde tu inspiración. Esa que es hoy tuya y fue, en un pasado, inspiración de otros.

A veces no somos capaces de expresar con palabras lo que queremos porque, la mayor parte de las veces, lo que creemos que queremos no es, ni por asomo, lo que sentimos en realidad. Entonces llega tu musa en forma de canción para darte aquello que con tanta ansia buscabas. Las palabras, las notas que salieron de otras manos, son hoy el eco de tu voz.
Una canción puede hacerte ver lo que de verdad sientes y quieres, y ahí todas tus creencias no sirven de nada. Porque siempre, las canciones, reflejan quién eres en realidad.














Aunque tú mismo sigas sin saberlo...

lunes, 8 de septiembre de 2008

¿Por qué?

Cada mañana amanezco con la misma disputa interior. ¿Por qué se pelean la mente y el corazón? ¿Por qué sus decisiones son tan contradictorias? ¿Por qué la cabeza dice que sí, que está todo bien, y luego viene el corazón y dice que no, que todo va mal? ¿Por qué cojones no se ponen de acuerdo?

Cuando la cabeza actúa, acabo con la sensación de que todo está bien, que seguirá bien. No me preocupo por nada, sigo hacia delante con tranquilidad, sin prisas pero sin llegar a pararme, convirtiendo mis pasos en suspiros. Pero cuando la cabeza se relaja, llama a mi puerta el corazón. Grita a voces todos los recuerdos, grita que he sido débil al sucumbir ante las adversidades. Se alía con las canciones para hacerme recordar, me grita lo que he perdido y lo que seguramente no vuelva a recuperar. Hace que vuelva a caer, a hundirme en toda mi mierda y a no poder alzar la cabeza, aquella que no da señales de vida. Me grita que me he comportado como una imbécil, que me odia por haberle causado tanto daño hasta el punto de romperlo en pedazos, y se niega a latir como antes, y en ese momento me abandona.

Horas más tarde, mi mente despierta de su largo sueño y se encuentra con todos los daños que han sido causados durante su ausencia. Y le toca recoger todos los trozos en los que me he roto e intentar recomponerme de nuevo. Me muestra el lado positivo de todo, de que todo será más fácil y, para qué mentir, la comodidad y la facilidad es muy atractiva. Me enseña días sin preocupaciones, días de expansión, de libertad, de poder desaparecer sin tener en cuenta nada. Y vuelvo a calmarme. Vuelvo a recomponerme con la seguridad de que está todo bien tal y como está.

Y en el momento en que todo parece tener sentido, el corazón vuelve a jugarme malas pasadas. Me demuestra que él soy yo, que todo lo que tiene adentro es lo que soy, y que la mente sólo está para intentar convencerte de que lo fácil es lo mejor.
Y me encuentro cual suicida al borde de un precipicio, con el dios y el demonio en ambos hombros en plena discusión.

Y quiero abrirme en canal y arrancarme el corazón y lanzarlo a lo más profundo del mar. Y quiero abrirme el cráneo y pisotear mi cerebro hasta que deje de hablar.
Y quiero empezar a pensar con los pies, que son los únicos que me ayudan a avanzar.


¿Por qué todo es una mierda?

domingo, 7 de septiembre de 2008

Ser más

Ser más,
no me convence esa respuesta entonces voy a más,
esa es la gran diferencia,
algunos siguen el instinto y se detienen cuando están perdidos,
otros sobrepasan esa línea, entonces van a más

Ser más;
es la ambición la que mueve naciones,
la que besa en canciones y causa tensiones;
las que te dicen algo,
algo que decir,
razones por las que seguir en este mundo que no brinda acciones.

No hay corazones que se muevan solos,
no lo controlo todo,
pero con lo que tengo me sobro;
y no lo dudes,
puedo hacer bajar una nube al suelo
pa subirla luego,
poder decir un día lo intenté y pude.


Podrías decir lo mismo?
Vas a más?
Vas a cumplir lo que dijiste aquel día dejando el tiempo pasar?
No creo;
en una larga espiral te veo,
atao con cadenas al fuego de los que contra el miedo sucumbieron,
arde, y si lo haces será por cobarde.

Más que palabras son hechos,
hechos de balde,
hechos con sangre;
la satisfacción de verme grande sin pisar a nadie,
que no pensó en pisarme antes eh!

Sigue adelante
y en un instante retrocedes,
debe de ser que tienes el deber de ser mas breve,
de no pensar tanto y actuar más rápido,
el tiempo se cae en forma de lagrimas que auguran tu descanso;
y mientras tanto,
ralentizas el paso,
acaso no pensaste en dejarlo
cuando encontraste el fracaso?

Encontronazos,
sellaste una vida en falso,
por no ir a mas,
cortante el obstáculo,
frenaste tus pasos.

Ser más,
no me convence esa respuesta entonces voy a más,
esa es la gran diferencia,
algunos siguen el instinto y se detienen cuando están perdidos,
otros sobrepasan esa línea,
entonces van a más





- Dekoh -

viernes, 5 de septiembre de 2008

Pequeños finales

Tras salir y notar las primeras gotas de una tormenta por llegar, sentí la necesidad de quedarme bajo la lluvia hasta empaparme, caminar lentamente y perderme en mis propios pasos con rumbo incierto.
Necesitar... complicada palabra, y más aun complicado sentimiento. A veces positivo, a veces contradictorio, o una fusión de tantas necesidades y no-necesidades tan jodidamente grandes que acabas por no saber ni quién eres.

Esta mañana, nada más levantarme del sofá y todavía con el cuerpo dolorido de haber pasado la noche refugiada en la soledad de los cojines, comprendí que cualquiera otra conclusión a la que llegase no podría haber sido mejor. No necesitaba olvidar que esa misma noche se había presentado ante mi pantalla uno de mis mayores miedos, para restregarme, victorioso, que esta vez me había tocado perder a mí. Y, a su vez, me dejó ver que tras una victoria no hay nada, pero después de una derrota se encontraba una lección y la suma de experiencia.

Nunca he creído demasiado en las casualidades, y poco a poco me voy demostrando que es así. Dudo que fuese casualidad que justamente ayer volviese a releer sus cartas por enésima vez, o mirar hoy las últimas las entradas de este mismo blog, porque al hacerlo, me he dado cuenta de que tenía razón, de que tenías razón.
Vivía a base de recuerdos mientras esperaba, en vano, a que todo volviera a ser como antes, cosa que no iba a suceder. Y por eso te doy las gracias, por haberlo parado justo a tiempo, porque tú ya habías dejado de soportarlo y a mí me faltaba poco para dejar de hacerlo. Y no sabes cuánto te lo agradezco...

Aunque al principio fue realmente duro y jodidamente doloroso, incluso hasta el punto de parecer irreal, ahora estoy segura de que si algún día quiero echar la vista atrás y recordar momentos pasados junto a ti, no me voy a arrepentir de hacerlo. Han sido los mejores momentos que he vivido en lo que a lo personal y mutuo se refiere, y es algo que no quiero perder, de la misma forma que no quiero perderte a ti.
Ha concluído una parte de nosotros, un vínculo, pero todavía quedan muchos otros que seguirán hacia adelante, y espero que por mucho tiempo y de la misma manera que antes, todo bien entre nosotros, como hasta ahora, aunque con un ligero cambio.

Gracias por todo lo vivido
Y gracias por quedarte para seguir viviendo.

=)



:****

jueves, 4 de septiembre de 2008

XXVII (63)

(variación de género)

Despierto, tiemblo al mirarte;
dormido, me atrevo a verte;
por eso, alma de mi alma,
yo velo mientras tú duermes.

Despierto ríes, y al reír tus labios
inquietos me parecen
relámpagos de grana que serpean
sobre un cielo de nieve.

Dormido, los extremos de tu boca
pliega sonrisa leve,
suave como el rastro luminoso
que deja un sol que muere.

¡Duerme!

Despierto miras, y al mirar tus ojos
húmedos resplandecen
como la onda anzul en cuya cresta
chispeando el sol hiere.

Al través de tus párpados, dormido,
tranquilo fulgor vierten,
cual derrama de luz templado rayo
lámpara transparente.

¡Duerme!

Despierto hablas, y al hablar, vibrantes
tus palabras parecen
lluvia de perlas que en dorada copa
se derrama a torrentes

Dormido, en el murmullo de tu aliento
acompasado y tenue
escucho yo un poema que mi alma
enamorada entiende.

¡Duerme!

Sobre el corazón la mano
me he puesto por que no suene
su latido y de la noche
turbe la calma solemne.

De tu balcón las persianas
cerré ya por que no entre
el resplandor enojoso
de la aurora y te despierte.

¡Duerme!






<3



- Bécquer -

martes, 2 de septiembre de 2008

Septiembre

Bueno, he aquí el ansiado mes. Recién salida del examen (que prefiero no comentar) puedo decir que septiembre se prefenta de una manera ligeramente opuesta a la que esperaba, pero sin perder en ningún momento la esperanza.
Dentro de unos días dará comienzo el curso, mi último curso aquí y, también, mi último año aquí.

Mes de rutinas y esfuerzos que poco a poco irán siendo recompensados, pero sobre todo, mes del que parte un gran año en el que superarse día a día (o por lo menos, eso espero). También es tiempo de volver a madrugar, de volver a caminar durante media hora para llegar al instituto (haga el tiempo que haga), de volver a ver a profesores, compañeros y amigos pero, sobre todo, de volver a encodar, y esta vez en serio.

No será un año fácil en muchos aspectos, pero se intentará hacerlo lo más llevadero posible. Supongo que con organizarse un poco estará la mitad del trabajo hecho.



En fin, hora de volver a la normalidad

















O eso espero....