lunes, 13 de octubre de 2008

Amistad


Se pueden decir muchas cosas en muchos momentos, sobre todo cuando en alguna ocasión hemos sufrido por algo. Después de eso, negamos cualquier contacto con aquello que nos hizo daño, comenzamos a decir nunca todavía resentidos, y tiene que pasar mucho tiempo para volver a decir quizás.
Pero sabes qué le pasa al tiempo? que lo cambia todo. Absolutamente todo.


Y mientras, en ese tiempo, nos recuperamos. Salimos, reímos e incluso nos permitimos recordar, para después volver a sonreír y decir: me queda mucho por delante. Y, mientras reimos, bebemos y hablamos, tocamos las narices de los demás.
Y esos demás son los que permanecen a tu lado, los que no te ven caer, sino los que evitan que te caigas y, si ya lo has hecho, te tienden la mano para ayudarte a levantar.


Puede que todo cambie, puede que nos dé tiempo a tocar fondo y a volver a levantarnos una y mil veces, pero no me importa, porque sé que siempre estarás ahí, de la misma manera que estaré ahí para ti. Da igual la clase de circunstancias, la hora o el lugar. Estaremos siempre tocándonos las narices.





Gracias










=)

1 comentario:

Anxo dijo...

Quizás la mejor parte de saber que todavía nos queda mucho por caer y -sobre todo- mucho que levantarnos, es que hay alguien que siempre nos va a tender una mano.
Pase lo que pase.



=)