viernes, 17 de octubre de 2008

Dame tiempo...

- ¿Qué te pasaba ayer?
- ¿Ayer?
- Sí, ayer por la noche.
- ¿El qué?
- No sé, tú sabrás...
- Pues nada...




Lo siento, pero todavía no soy capaz de decírtelo a ti, y siento que ayer vieras todo eso por casualidad. Eres la que me dio la libertad de poder ir, ver, creer y querer, e incluso tú estabas feliz por ver que me iban tan bien las cosas, por ver que al final no había nada de qué preocuparse porque todo había salido bien. Pero ahora se me hace muy difícil sincerarme contigo respecto a esto. No sería capaz de decirte y explicarte el gran porqué de todo, porque ni yo misma lo tengo muy claro. Quizás cuando vuelva en diciembre, te lo pueda decir. O quizás antes, quizás después. Pero por ahora todavía quedan muchas cosas que tengo aclarar, y va para largo.




Pero cuando tenga fuerzas te lo diré. Te lo prometo.

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